En post anteriores hemos hablado de los diferentes elementos que nos podemos encontrar en una calle verde. En el de hoy nos vamos a centrar en las causas que hacen que el último de los elementos, los árboles, sean de gran ayuda en la reducción de la cantidad de las aguas pluviales que se transforma en escorrentía.

 Fuente: GREEN INFRASTRUCTURE

Los tres procesos responsables de la efectividad en la gestión de la escorrentía de los árboles plantados en suelo sin compactar (factor muy importante) son:

Almacenamiento en el suelo

El suelo almacena el agua de lluvia durante y después de una tormenta, haciéndola disponible para el crecimiento vegetal. Las aguas pluviales de las superficies impermeables cercanas se pueden dirigir hacia el subsuelo usando diferentes técnicas, tales como, pavimentos permeables instalados alrededor de la zona arbolada y sobre la zona de crecimiento radicular, o a través de drenes franceses.

A modo de ejemplo, un árbol con 28,3 m³ de suelo no compactado con capacidad de almacenamiento de agua de 20% del suelo (una estimación conservadora de algunos suelos preparados para la biorretención puede almacenar hasta 40% de agua) puede contener el agua pluvial de una tormenta de 2,54 centímetros/24 horas de tormenta caída en 223 m² de superficie impermeable.

Y esto teniendo en cuenta que, en los cálculos típicos de la cantidad de agua pluvial que pueden captar y retener los árboles sólo se tiene en cuenta el almacenamiento en el suelo, no la interceptación y ni la evapotranspiración.

Interceptación

Interceptación es la cantidad de lluvia, expresada en mm o litros por unidad de superficie, que es retenida en las hojas de la vegetación. Esta lluvia retenida, posteriormente gotea desde la superficie de las hojas y fluye lentamente por el tronco hacia la superficie de la tierra o se evapora.

Como ya se ha dicho, éste proceso normalmente no está incluido en los cálculos de la escorrentía, aunque se sabe que proporciona una ventaja a la hora de gestionar el volumen de aguas pluviales.

El volumen de lluvia interceptada depende de la duración y la frecuencia de los eventos pluviométricos, la arquitectura de árbol (forma de y superficie de hoja y tallo, rugosidad, densidad de la corona, tamaño del árbol y período de foliación) y otros factores meteorológicos.

Ya que los árboles más grandes tienen más hojas y abarcan una superficie más amplia, interceptan un volumen de lluvia significativamente mayor que los árboles pequeños. De esta manera, la interceptación aumenta conforme lo hace la edad de un árbol. Por ejemplo, la cantidad estimada de agua que puede ser interceptada al año por un almez en diferentes etapas de su vida es:

• 0,5 m³ a los 5 años de vida
• 5,3 m³ a los 20 años de vida
• 20,4 m³ a los 40 años de vida

Fuente: McPherson

Evapotranspiración

Evapotranspiración es la suma del agua evaporada desde las superficies del suelo y del agua perdida como consecuencia de la transpiración, un proceso en que la vegetación absorbe el agua a través de sus raíces y la traslada hasta las hojas, desde donde se evapora a través de los poros de la hoja o estomas.

La tasa de transpiración está influenciada por factores tales como la especie de árbol y su tamaño, la humedad del suelo, la cantidad de luz solar (su duración e intensidad), la temperatura del aire o velocidad del viento.

La evapotranspiración continúa reduciendo el volumen de las aguas pluviales almacenadas en el suelo mucho después de que un evento pluviométrico haya finalizado.

Además en este proceso se emplea el calor del aire para hacer pasar el agua líquida en la vegetación en el vapor de agua, de manera que la temperatura baja en las inmediaciones a las hojas. Este es el motivo por el cual los árboles no sólo ayudan a controlar la escorrentía, sino que hacen disminuir el efecto “isla de calor” dentro de las ciudades.