Siguiendo con el hilo del post del día anterior, hoy trataremos más a fondo qué es la Gestión Integral del Agua Urbana y cómo surge.
Necesidad de una Gestión Integral de las Aguas Urbanas
El mundo se urbaniza cada vez más. El rápido y desorganizado proceso de urbanización produce serios impactos negativos en la disponibilidad y la calidad del agua dentro y fuera de las ciudades. Entre ellos se incluye la sobre-explotación de los recursos hídricos, la menor seguridad del agua, la mayor vulnerabilidad de que se produzcan inundaciones y problemas en la salud relacionados con el agua. Al mismo tiempo, el cambio climático amenaza con reducir la disponibilidad del agua e imponer considerables costos económicos para las autoridades nacionales y mundiales. Estas tendencias agudizan la necesidad de un punto de vista más sistemático e integral de la gestión de aguas urbanas.
Con la finalidad de solucionar estos inconvenientes, han surgido varios enfoques para mejorar el modo en el que las ciudades ejecutan la gestión de aguas urbanas. Lo que tratan es administrar diferentes elementos del ciclo de aguas urbanas (suministro de agua, saneamiento, aguas pluviales, y gestión del agua urbana), mientras se minimiza la perturbación de los sistemas naturales. Esta es la base del Low Impact Development o Desarrollo de Bajo Impacto, que implica rediseñar el paisaje urbano imitando a la naturaleza en la reproducción del ciclo hidrológico, y atenuar y transformar los aportes dentro de la ciudad.
El agua cumple un papel fundamental en la agenda de crecimiento ecológico como un requisito esencial para la salud humana, el desarrollo económico, y la sostenibilidad medioambiental. Es imposible imaginar un futuro verde sin agua potable limpia, saneamiento para todos, agua para el comercio y la industria, protección contra las inundaciones urbanas, ríos activos, lagos, humedales y áreas costeras marinas. Sin embargo, un futuro en el que todas las demandas de agua estén satisfechas se enfrenta a los siguientes retos:
La rápida urbanización: La creciente demanda de agua, el uso desorganizado de tierras y la contaminación sin control amenazan el suministro de agua, el incremento de riesgos de inundación, y afectan la calidad de vida de los residentes urbanos.
El cambio climático: La gestión del agua debe tomar en cuenta el estrés hídrico que se origina a partir de crecientes temperaturas, cambios en los patrones de precipitación, la variabilidad climática y la vulnerabilidad de las ciudades a estos cambios.
Una gestión ineficiente del agua: Los enfoques actuales son predominantemente locales y de sectores específicos, no siempre se cuenta con la innovación y alcance para abordar retos transversales. Se desaprovechan las aguas pluviales urbanas y se vierten contaminadas al medio.
Para poder afrontar estos retos desde el presente han surgido nuevas formas de entender la gestión del agua, haciéndolo de una forma integral.
La Gestión Integral de Aguas Urbanas
Hay varias definiciones de la Gestión Integral de Aguas Urbanas, pero una muy completa es la dada por la Iniciativa de Agua Azul para Ciudades Verdes, que la determina de la siguiente manera:
“La Gestión Integral de Aguas Urbanas es un proceso flexible, participativo e iterativo que integra los elementos del ciclo de aguas urbanas (suministro de agua, saneamiento, gestión de aguas pluviales, y gestión de residuos) con el desarrollo urbano de la ciudad y la gestión de cuencas fluviales para maximizar los beneficios económicos, sociales y medioambientales de manera equitativa”.
Principios básicos en la Gestión Integral de Aguas Urbanas
La Gestión Integral de Aguas Urbanas tiene que adaptarse a los retos específicos y dinámicos de cada área urbana, ya que las perspectivas del modelo de gestión pueden variar considerablemente dependiendo de los acuerdos institucionales presentes en un área urbana particular así como de los retos hídricos específicos.
Implica varios instrumentos y enfoques participativos para ayudar a las partes interesadas institucionales y no institucionales importantes a desarrollar un diagnóstico acordado sobre los retos del área urbana, así como una visión compartida del futuro desarrollo en el área de influencia urbana.
Este tipo de gestión es un proceso iterativo a largo plazo. Las características y los retos de las áreas urbanas están obligados a cambiar con el tiempo. Esta es la razón por la que la planificación se vuelve un proceso cíclico que revisita de manera continua los retos y las prioridades de las áreas urbanas, así como las medidas y acciones para abordar estos retos.
Trata tanto de instituciones y procesos como de infraestructura e inversiones, implica una amplia gama de sistemas e instituciones, tanto dentro de la ciudad como a nivel de cuenca fluvial.
Debe fundamentarse una ciencia sólida y un análisis técnico. Aunque las gestiones hidrológicas son de naturaleza política en la mayoría de los casos, la toma de decisiones de las partes interesadas debe estar basada en análisis técnicos sólidos.
Ha de tener contemplarse de una forma holística, es decir observar el metabolismo de la ciudad en su conjunto como algo cíclico que busca transformar insumos en la ciudad con la finalidad de reducir o eliminar residuos y vertidos, es decir, los impactos negativos en calidad de vida de los residentes urbanos y en el medioambiente.
Se ha evaluar no sólo el impacto de las decisiones tomadas en el presente, sino también cómo repercutirán en un futuro, buscando que sean siempre de mejoría a largo plazo.
Se hace necesario fortalecer el concepto integral para avanzar en la sostenibilidad del recurso.